El concepto de "socialismo en un solo país" fue planteado por primera vez en diciembre de 1924 por Iósif Stalin, en su obra "Octubre y la teoría del camarada Trotsky sobre la revolución permanente". Sin embargo, fue formalizado como línea oficial del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) durante el XIV Congreso del partido en diciembre de 1925 110.
Contexto y detalles clave:
Antecedentes teóricos:
La idea surgió como una ruptura con la tradición marxista-leninista, que priorizaba la revolución internacional. Lenin y Trotsky sostenían que la supervivencia del socialismo en la URSS dependía de revoluciones en países industrializados 110.
Tras la muerte de Lenin (1924), Stalin impulsó esta teoría para consolidar el poder soviético en un contexto de aislamiento tras los fracasos revolucionarios en Europa (Alemania, Hungría) 10.
Contenido de la teoría:
Stalin argumentó que la URSS, pese a su atraso económico, podía construir el socialismo dentro de sus fronteras sin depender de revoluciones externas. Propuso la "coexistencia pacífica" con el capitalismo y priorizó la industrialización y colectivización agrícola 110.
Esto contrastaba con la "revolución permanente" de Trotsky, que insistía en la necesidad de expandir la revolución a escala global 910.
Impacto político:
La teoría legitimó la burocratización del Estado soviético y justificó la represión contra la oposición trotskista, acusada de "contrarrevolucionaria" 10.
Marcó el inicio de la consolidación del estalinismo como régimen, alejándose de los principios democráticos obreros defendidos inicialmente por los bolcheviques 810.
Críticas y controversias:
Trotsky denunció el "socialismo en un solo país" como una "mentira reaccionaria" que traicionaba el internacionalismo proletario y fortalecía a la burocracia 10.
Según críticos, la teoría facilitó acuerdos con potencias capitalistas (como el pacto Ribbentrop-Mólotov en 1939) y debilitó a la Tercera Internacional 10.
Conclusión:
El concepto fue una herramienta ideológica clave para Stalin, permitiéndole centralizar el poder y reorientar la política soviética hacia objetivos nacionales. Su adopción marcó un giro histórico en el movimiento comunista, dividiéndolo entre partidarios del modelo estalinista y los defensores de la revolución mundial 110.
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