La relación entre las organizaciones maoístas y el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP) en Argentina fue compleja y marcada por diferencias ideológicas, estratégicas y tácticas. Aunque ambos compartían un compromiso con la lucha revolucionaria y el socialismo, sus enfoques y alianzas internacionales los situaron en posiciones distintas dentro de la izquierda argentina.
Relación histórica entre las organizaciones maoístas y el PRT-ERP
1. Diferencias ideológicas
PRT-ERP: El PRT-ERP se inspiró en la Revolución Cubana y en las ideas del Che Guevara, adoptando una línea marxista-leninista pero con un fuerte énfasis en la lucha armada como estrategia principal para la revolución. Aunque el PRT-ERP no se alineó abiertamente con China maoísta, compartía algunos elementos del pensamiento revolucionario antiimperialista.
Organizaciones maoístas: Las organizaciones maoístas en Argentina, como el Partido Comunista Revolucionario (PCR), se alinearon explícitamente con el maoísmo y la República Popular China. El maoísmo enfatizaba la revolución agraria, la guerra popular prolongada y la crítica al "revisionismo" soviético, lo que lo diferenciaba del enfoque del PRT-ERP.
2. Competencia y tensiones
Durante los años 60 y 70, el PRT-ERP y las organizaciones maoístas compitieron por la influencia dentro de la izquierda revolucionaria argentina. Ambas corrientes buscaban ganar el apoyo de los sectores obreros, estudiantiles y campesinos, pero sus diferencias ideológicas y estratégicas generaron tensiones:
El PRT-ERP criticaba a los maoístas por su enfoque en la guerra popular prolongada, que consideraba poco aplicable en un país urbanizado como Argentina.
Los maoístas, por su parte, veían al PRT-ERP como "aventureros" por su énfasis en la lucha armada urbana y su falta de conexión con el campesinado.
3. Colaboración limitada
A pesar de las diferencias, hubo algunos intentos de colaboración entre el PRT-ERP y organizaciones maoístas en contextos específicos, como la lucha contra la dictadura militar (1976-1983). Sin embargo, estas colaboraciones fueron esporádicas y no lograron superar las divergencias ideológicas y estratégicas.
La relación en el presente
1. Desaparición del PRT-ERP
Tras la desarticulación del PRT-ERP durante la dictadura militar, la organización dejó de existir como tal. Algunos de sus exmiembros se integraron a otras organizaciones de izquierda, pero no surgió una fuerza que se declarara abiertamente como su sucesora directa.
2. Organizaciones maoístas actuales
El Partido Comunista Revolucionario (PCR), fundado en 1968, sigue existiendo en Argentina y mantiene su línea maoísta. Sin embargo, su influencia política es limitada y se enfoca principalmente en la lucha social y la movilización popular, alejándose de la estrategia de lucha armada que caracterizó al PRT-ERP.
3. Relación actual
En el presente, no existe una relación significativa entre las organizaciones maoístas y los grupos que podrían considerarse herederos del PRT-ERP. Las diferencias ideológicas y estratégicas persisten, y cada corriente ha seguido caminos distintos:
Las organizaciones maoístas, como el PCR, priorizan la lucha social y la construcción de un movimiento popular amplio.
Los grupos que se inspiran en el PRT-ERP suelen mantener un perfil más confrontativo y crítico del sistema, pero sin la influencia masiva que tuvo el PRT-ERP en los años 70.
Conclusión
La relación entre las organizaciones maoístas y el PRT-ERP fue históricamente marcada por la competencia y las diferencias ideológicas. Aunque compartían un compromiso con la revolución socialista, sus enfoques estratégicos y tácticos los mantuvieron separados. En el presente, esta relación es prácticamente inexistente, ya que ambas corrientes han seguido caminos distintos en el escenario político argentino.
Postscriptum rectificador: El ERP fue una rareza en la izquierda argentina: guevaristas en táctica, leninistas en organización y maoístas en análisis estratégico. Su mérito fue no copiar mecánicamente a Mao, sino adaptarlo a un país urbanizado, con fuerte movimiento obrero y una dictadura cívico-militar sofisticada. Como dijo Santucho:
"No somos ni replicantes de Mao ni de Lenin. Somos revolucionarios argentinos que aprendemos de todos los que lucharon antes".
Su legado, más que en éxitos militares, está en demostrar que la teoría revolucionaria debe ser un arma viva, no un catecismo.
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