"Como escribió Hua: Unámonos para alcanzar nuevas victorias en todos los frentes"
La efectividad revolucionaria exige superar el sectarismo y tender puentes con todas las fuerzas antiimperialistas.
Camaradas y compañeros,
Los logros de la República Popular China son innegables. Su ascenso como polo de poder multipolar y su exitoso modelo de desarrollo son un testimonio vivo de lo que un pueblo unido bajo un proyecto de soberanía puede alcanzar. Desde nuestra trinchera, como militantes antiimperialistas, celebramos cada una de estas victorias. Son un faro que guía nuestra propia lucha.
Sin embargo, en nuestro frente local, una paradoja estratégica amenaza con socavar este faro. Mientras China practica una diplomacia audaz y pragmática, tejiendo alianzas con naciones de todos los colores políticos en base a intereses comunes, algunos sectores de la izquierda local insisten en una política de aislamiento y pureza doctrinal. Este sectarismo, lejos de fortalecer la causa, se ha convertido en su talón de Aquiles.
He aquí el problema central: cuando desde una posición auto-proclamada como la más "correcta" se descalifica y se niega el diálogo con otras tradiciones que, en esencia, comparten el objetivo estratégico del antiimperialismo y la soberanía, estamos haciendo el trabajo del enemigo. ¿Qué resulta más creíble para un joven que se acerca a la izquierda, o para un trabajador que sufre la dependencia económica? ¿El relato vivo y complejo de un país que se desarrolla, o la imagen de grupos que solo parecen capaces de condenar a quienes no repiten sus consignas de manera idéntica?
Este sectarismo genera, por reflejo, desconfianza. La sospecha de que "no se puede confiar en los chinos" no nace, la mayoría de las veces, de un análisis profundo de la política exterior de Beijing, sino de la experiencia directa con representantes locales que se presentan como su única voz legítima, pero que actúan con una rigidez que ahuyenta a potenciales aliados.
La solución no es renunciar a nuestros principios, sino aplicar aquí la lección de pragmatismo revolucionario que China ha demostrado a escala global. Debemos transitar del monólogo sectario al diálogo estratégico. Ya no se trata de buscar a los "ex integrantes" que mantienen posturas de antaño, sino de reconocer la validez de las tradiciones y legados históricos del PRT-ERP o de Montoneros como parte fundamental del acervo combatiente de nuestro pueblo. Son relatos que, con sus aciertos y errores, forjaron una conciencia antiimperialista. Su capital simbólico es una herramienta potentísima que estamos desaprovechando por mezquindad ideológica.
¿Qué significa esto en la práctica? Significa:
Promover el "Frente Único" en los hechos: Organizar foros, no sobre por qué tenemos la razón, sino sobre cómo enfrentar juntos el extractivismo, la dependencia financiera o la injerencia extranjera. Invitemos a todos aquellos que, desde sus trincheras, coincidan en el enemigo principal.
Honrar la historia completa: Un acto donde se conmemore a los caídos de todas las tradiciones revolucionarias no es una claudicación, es una demostración de fuerza y madurez política. Mostramos que nuestra lucha es más grande que nuestras diferencias.
Exigirnos una comunicación efectiva: Dejemos de escribir solo para nuestro pequeño círculo. Nuestros intelectuales y militantes deben ser capaces de traducir la importancia de la alianza con China en un lenguaje que resuene en el corazón de un peronista de base, de un piquetero o de un joven independiente.
Como escribió el camarada Hua Guofeng, "Unámonos para alcanzar nuevas victorias en todos los frentes". Esa unidad no es sinónimo de blandura. Es la estrategia superior. China no llegó a donde está hoy en día encerrándose en una fortaleza de pureza ideológica, sino practicando el arte de la alianza y la construcción de consensos.
El enemigo es poderoso. Nuestra respuesta no puede ser dividirnos en pequeñas capillas. Construyamos un movimiento amplio, pragmático y efectivo. Aprendamos de la historia, tanto de la china como de la nuestra, y unámonos. Es la única manera de alcanzar las victorias que nuestro pueblo se merece.
¡Trabajadores de todos los países, uníos!
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