La Batalla de los Significados: Por una Comunicación Popular para el Sur Global
En el campo de batalla de las ideas, donde se disputa el sentido común de nuestros pueblos, una pregunta estratégica se impone: ¿contra quién dirigimos nuestra artillería discursiva? En Argentina, una parte de la izquierda gasta sus mejores municiones en combatir a las sectas trotskistas locales—IS, MST, PTS—herederas del viejo PST. Mientras tanto, en Brasil, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) libra una guerra material y cultural de una escala continental. Como estrategas de la comunicación popular, nuestro deber es priorizar lo segundo. No por una cuestión de afinidad, sino por una lógica de eficacia semántica y construcción de poder real para el Sur Global.
La Fuerza Sinérgica: El MST como Proyecto Civilizatorio
El MST no es simplemente un "movimiento social". Es un proyecto civilizatorio en acción. Con 1,14 millones de miembros organizados en 450.000 familias, su poder no reside solo en su número, sino en su capacidad de crear realidad. Mientras discutimos ortodoxias ideológicas en las redes, el MST ha plantado 25 millones de árboles y recuperado 15.000 hectáreas de tierra degradada. No se limita a denunciar el agronegocio; construye, hectárea por hectárea, un modelo alternativo de soberanía alimentaria.
Esta capacidad de producir hechos sobre el territorio es lo que lo convierte en el actor más sinérgico para una comunicación orientada al Sur Global. Su lucha encarna los significantes vacíos que necesitamos llenar: soberanía, reforma agraria, dignidad. Al comunicar sobre el MST, no hablamos de una abstracción; hablamos de cooperativas que alimentan, de escuelas que alfabetizan, de una cultura que resiste.
La Trampa del Microclima: La Secta vs. el Movimiento
Las sectas trotskistas argentinas operan en un microclima. Su lucha, aunque a veces valiosa en lo testimonial, es fundamentalmente intramuros. Su energía se consume en la disputa por el significado correcto de tal o cual concepto, en la pureza doctrinal y en la competencia por un espacio militante reducido. Su lenguaje, cargado de tecnicismos y referencias internas, funciona como un dialecto que rara vez traspasa los límites de su propio universo.
Centrar nuestra comunicación en atacarlas es caer en su mismo juego. Es aceptar el terreno de la disputa que ellas mismas han delimitado: pequeño, autoreferencial y de escasa potencia para interpelar a las mayorías. Es, en definitiva, una batalla por un gallinero cuando afuera se está definiendo el futuro de la selva.
El Lenguaje que Construye Poder: Del Agronegocio al Bien Común
La comunicación popular debe ser un puente, no un muro. El lenguaje alrededor del MST tiene esta capacidad de tenderse hacia otras luchas. Cuando el MST denuncia al agronegocio como "entreguista, golpista y antipatriótico", está utilizando significantes que resuenan en el inconsciente colectivo de toda América Latina. Es el mismo enemigo que en Argentina avanza sobre los humedales, que en Chile precariza la vida en la zona de sacrificio, que en Colombia despoja a las comunidades ancestrales.
Al priorizar la defensa del MST, nuestro lenguaje deja de ser reactivo (respondiendo a las críticas de tal o cual grupo) y se vuelve propositivo y aglutinador. Dejamos de hablar de "la lucha del MST" para hablar de "nuestra lucha por la tierra y la soberanía alimentaria". El movimiento brasileño se convierte así en un nodo central en una red de significados compartidos que abarca todo el Sur Global.
Conclusión: Hacia una Semántica de la Liberación
Como estrategas, nuestro rol no es ganar discusiones en las redes, sino ganar la guerra de posiciones en el imaginario colectivo. Debemos elegir cuidadosamente nuestros significantes nodales, aquellos que estructuran todo un sistema de pensamiento.
El MST es, hoy por hoy, uno de los significantes nodales más potentes que tenemos. Representa la masividad concreta, la construcción territorial y el enfrentamiento directo con el capital más depredador. Priorizar su defensa y su promoción en nuestro discurso no es una cuestión de solidaridad internacionalista abstracta. Es la decisión más pragmática y efectiva para construir un relato de poder popular que, desde la semántica, prefigure la unidad y la liberación de Nuestra América.
El futuro no se disputa en los comentarios de las publicaciones de los pequeños grupos, sino en la capacidad de nombrar el mundo que queremos habitar. Y el MST le está poniendo nombre a millones de hectáreas de ese futuro.
Comentarios
Publicar un comentario