La propuesta de acercar a Myriam Bregman (Frente de Izquierda, trotskista) y Axel Kicillof (peronismo kirchnerista/Derecho al Futuro) requiere una estrategia sofisticada, dada la histórica tensión entre el trotskismo y el peronismo. Sin embargo, es posible plantear un acercamiento tácticamente inteligente, aunque con desafíos significativos. Aquí un esquema estratégico: 1. Identificar puntos de convergencia programática
Enfoque en demandas sociales urgentes:
Lucha contra el ajuste neoliberal, defensa de derechos laborales, políticas de género, y protección de servicios públicos (salud, educación). Ambos sectores coinciden en criticar las políticas de derecha.
Narrativa de "unidad contra la derecha":
Construir un relato de emergencia ante el avance de la derecha económica (ej: libertarios o sectores conservadores), presentando al kirchnerismo y a sectores trotskistas como aliados tácticos en defensa de las clases populares.
Causas simbólicas:
Apoyo a movimientos sociales (vivienda, ambientalismo, feminismo) donde ambas fuerzas ya participan, pero de forma paralela.
2. Crear espacios de diálogo institucional y social
Mesas multisectoriales:
Invitar a referentes del trotskismo "no dogmático" (ej: sindicalistas, colectivos feministas o ambientales) a espacios coordinados por Derecho al Futuro, evitando confrontaciones ideológicas.
Alianzas legislativas puntuales:
Promover proyectos de ley en la Legislatura bonaerense o el Congreso donde coincidan (ej: impuestos a grandes fortunas, regulación de precios), destacando la colaboración en medios.
Activismo territorial conjunto:
Coordinar acciones en barrios populares (merenderos, protestas contra tarifazos) para generar empatía en bases militantes.
3. Estrategia comunicacional y simbólica
Redes sociales y medios afines:
Resaltar gestos de proximidad (ej: Bregman elogiando una medida de Kicillof; Kicillof reconociendo la lucha histórica de la izquierda en temas sociales).
Desdibujar diferencias ideológicas:
Usar consignas ambiguas como "unidad popular", "soberanía nacional", o "justicia social" que ambos puedan suscribir sin traicionar sus bases.
Liderazgos puente:
Utilizar figuras mediáticas o intelectuales respetadas por ambos sectores (ej: referentes de derechos humanos, artistas) para normalizar la alianza.
4. Cooptación selectiva de cuadros y agendas
Incentivos a sectores trotskistas pragmáticos:
Ofrecer cargos en áreas técnicas (género, ambiente, juventud) a cuadros de izquierda no dogmáticos, priorizando su expertise sobre su ideología.
Adopción de banderas "light" del trotskismo:
Incorporar demandas específicas de la izquierda (ej: auditoría de deuda, reforma impositiva progresiva) al programa de Derecho al Futuro, diluyendo su origen ideológico.
Diálogo con disidencias kirchneristas:
Acercarse a sectores del kirchnerismo críticos con el "pragmatismo" del oficialismo, enfatizando la necesidad de radicalizar la agenda.
5. Neutralizar resistencias internas
En el trotskismo:
Resaltar ejemplos históricos de alianzas tácticas (ej: Frente Popular en los 30) para justificar la colaboración sin "traicionar principios".
En el kirchnerismo:
Presentar la alianza como una forma de recuperar juventud militante y evitar la fragmentación del voto progresista.
Riesgos y contingencias
Rechazo de bases radicales:
Ambos lados podrían acusar a sus líderes de "capitulación". Mitigación: mantener autonomía retórica en temas sensibles (ej: Venezuela, rol de las FFAA).
Desgaste por asociación:
Si Kicillof enfrenta crisis de gestión, la izquierda podría distanciarse. Mitigación: acuerdos flexibles y no partidarios.
Competencia electoral:
Evitar candidaturas conjuntas (riesgo de pérdida de identidad). En su lugar, acuerdos tácitos de no competencia en distritos clave.
Conclusión
Es viable un acercamiento tácticamente inteligente, pero no orgánico, centrado en agendas específicas y liderazgos flexibles. La clave está en evitar fusiones ideológicas y priorizar objetivos concretos, aprovechando la crisis de representación política en Argentina. Sin embargo, el éxito dependerá de la capacidad de ambos actores para gestionar sus contradicciones internas y proyectar una imagen de unidad sin borrar sus diferencias.
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