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Mirada de Dussel y Bourdieu

 

El Futuro del Kirchnerismo: Profundizando las Transformaciones bajo la Mirada de Dussel y Bourdieu

El kirchnerismo, como fuerza política, se encuentra en una etapa de redefinición y búsqueda de nuevos horizontes. Para proyectarse hacia el futuro, necesita adaptarse a las nuevas realidades de América Latina y del mundo, y construir una agenda que responda a los desafíos del siglo XXI. En esta tarea, las ideas de Enrique Dussel y Pierre Bourdieu pueden ser herramientas valiosas para profundizar las transformaciones y construir un proyecto político más sólido y emancipador.

Dussel: La filosofía de la liberación como horizonte

Enrique Dussel, filósofo argentino, ha desarrollado la filosofía de la liberación, una corriente de pensamiento que parte de la "opción preferencial por los pobres" y busca la transformación de las estructuras de poder que generan opresión y desigualdad. "La filosofía de la liberación es una filosofía desde la periferia, que cuestiona el eurocentrismo y las lógicas de dominación global", escribe Dussel.

El kirchnerismo, en su versión original, comparte con Dussel la preocupación por la justicia social y la inclusión de los sectores más vulnerables. Como afirmaba Néstor Kirchner, siguiendo a Perón: "Los únicos privilegiados son los niños". Implementó políticas públicas que buscaron reducir la pobreza y la desigualdad, como la Asignación Universal por Hijo y el aumento de las jubilaciones y pensiones.

El kirchnerismo también coincide con Dussel en la crítica al neoliberalismo y la defensa de la soberanía nacional. "El neoliberalismo es una forma de neocolonialismo que busca mantener a América Latina en una situación de dependencia", escribía Dussel. Néstor Kirchner renegoció la deuda externa argentina y recuperó empresas estratégicas que habían sido privatizadas, buscando un modelo de desarrollo más autónomo y soberano. "La dependencia es una forma de dominación que impide el desarrollo autónomo de los pueblos", afirmaba Theotonio Dos Santos, uno de los principales exponentes de la teoría de la dependencia.

Bourdieu: Comprender las estructuras de poder para transformarlas

Pierre Bourdieu, sociólogo francés, ofrece herramientas conceptuales para analizar cómo la cultura y la educación se relacionan con el poder y la desigualdad. Su concepto de "capital cultural" nos permite analizar cómo el acceso a la cultura y la educación se convierte en un recurso que puede reproducir o desafiar las estructuras de poder. "El capital cultural es una forma de capital simbólico que se adquiere a través de la educación y la socialización", explica Bourdieu en La distinción.

El kirchnerismo, en su búsqueda por democratizar el acceso a la cultura y el conocimiento, implementó políticas como el Plan Conectar Igualdad, la construcción de bibliotecas y la promoción del arte popular. "La cultura es un derecho humano fundamental y un factor clave para el desarrollo de las personas y las sociedades", declaraba Cristina Fernández de Kirchner.

Bourdieu argumenta que el capital cultural no se distribuye de forma igualitaria en la sociedad. Las clases dominantes tienen un mayor acceso a la educación, la cultura y las redes de contacto, lo que les permite acumular un mayor capital cultural. Este capital cultural se convierte en una herramienta para mantener y reproducir su posición de privilegio. "El sistema educativo reproduce las desigualdades sociales al favorecer a aquellos que ya poseen un mayor capital cultural", afirmaba Bourdieu en La reproducción.

El futuro del kirchnerismo: profundizando las transformaciones

Para construir un futuro más sólido y emancipador, el kirchnerismo puede profundizar las transformaciones iniciadas, incorporando las ideas de Dussel y Bourdieu en su praxis política.

1. Profundizar la democracia participativa (Dussel y Bourdieu)

  • Objetivo: Construir una democracia protagónica y participativa, donde el pueblo sea el verdadero soberano. "La democracia real es aquella en la que el pueblo ejerce el poder de forma directa", escribe Dussel en Veinte tesis de política.

  • Acciones:

    • Fortalecer los mecanismos de democracia participativa: Ampliar y profundizar los mecanismos de presupuesto participativo, consejos consultivos y consultas populares, dándoles mayor incidencia en las decisiones gubernamentales. "La democracia participativa es un proceso permanente de construcción", afirmaba Cristina Fernández de Kirchner.
    • Crear nuevas instancias de participación ciudadana: Implementar mecanismos de democracia directa, como referéndums y plebiscitos, para decisiones clave. Crear consejos ciudadanos con poder de veto sobre proyectos que afecten a la comunidad. "La democracia directa es la forma más auténtica de democracia", escribía Rousseau.
    • Fomentar la deliberación y el debate público: Crear espacios de diálogo y deliberación donde la ciudadanía pueda expresar sus opiniones y participar en la construcción de políticas públicas. "La deliberación es esencial para la toma de decisiones democráticas", afirma Jürgen Habermas.
    • Promover la educación popular: Impulsar programas de educación popular que fomenten la participación ciudadana, el pensamiento crítico y la organización colectiva. "La educación popular es una herramienta para la liberación de los oprimidos", escribe Paulo Freire. "La educación debe ser un acto de resistencia al poder simbólico", afirmaba Bourdieu.

2. Fortalecer la autonomía y la autogestión (Dussel y Bourdieu)

  • Objetivo: Promover la autonomía de las organizaciones sociales y los movimientos populares, y fomentar la autogestión de los recursos y los servicios. "La autonomía es la capacidad de los individuos y los colectivos para gobernarse a sí mismos", escribe Cornelius Castoriadis.

  • Acciones:

    • Apoyar las experiencias de autogestión: Brindar apoyo político y económico a las experiencias de autogestión, como las cooperativas, las empresas recuperadas y las huertas comunitarias. "La autogestión es una forma de democratizar la economía y construir una sociedad más justa", afirma Erik Olin Wright. "La autogestión es la base de la democracia participativa", escribe Dussel.
    • Descentralizar la gestión de los servicios públicos: Transferir la gestión de algunos servicios públicos, como la salud, la educación y el transporte, a las comunidades y las organizaciones sociales. "La descentralización de los servicios públicos permite una mayor participación ciudadana y una mejor adaptación a las necesidades locales", escribe Murray Bookchin. "La descentralización permite que las comunidades tengan mayor control sobre sus propias vidas", escribe Dussel.
    • Fomentar la creación de redes de cooperación: Promover la creación de redes de cooperación entre las organizaciones sociales y los movimientos populares, para fortalecer su capacidad de acción y su autonomía. "Las redes de cooperación son fundamentales para la construcción de un poder popular autónomo", afirma Toni Negri. "La comunidad es el lugar donde se construyen las relaciones humanas y donde se lucha por la justicia social", escribe Dussel.
    • Promover la economía social y solidaria: Impulsar el desarrollo de la economía social y solidaria, como una alternativa al capitalismo basada en la cooperación, la autogestión y la sustentabilidad. "La economía social y solidaria es una forma de construir una economía más justa y democrática", escribe Jean-Louis Laville. "La economía debe estar al servicio de la vida y no de la acumulación de capital", escribe Dussel.

3. Construir un "bloque histórico" transformador (Gramsci y Dussel)

  • Objetivo: Articular las diferentes fuerzas sociales y políticas que buscan la transformación social en un "bloque histórico" capaz de impulsar un proyecto nacional y popular. "El bloque histórico es una alianza entre las fuerzas materiales y las fuerzas intelectuales que se constituye en torno a un proyecto común", escribe Antonio Gramsci.

  • Acciones:

    • Construir un programa político común: Elaborar un programa político común que articule las demandas de los diferentes sectores sociales y que proponga un modelo de sociedad basado en la justicia social, la soberanía nacional y la democracia participativa. "Un programa político debe ser un instrumento para la transformación social", afirma Marta Harnecker. Este programa debe ser elaborado de forma participativa y democrática, con la participación de todos los sectores del movimiento popular. Debe incluir propuestas concretas para avanzar hacia un horizonte comunista, como la socialización de los medios de producción y la planificación democrática de la economía. Para Dussel, la construcción de un proyecto político alternativo debe partir de la "exterioridad", es decir, de la perspectiva de los pueblos oprimidos y excluidos del sistema. "La exterioridad es el lugar desde el cual se puede hacer una crítica radical al sistema y construir un proyecto de liberación", escribe Dussel en Filosofía de la liberación.
    • Fortalecer la unidad del movimiento popular: Promover la unidad y la coordinación entre las diferentes organizaciones sociales y los movimientos populares, superando las diferencias y construyendo un frente común. "La unidad del pueblo es la condición para la victoria", escribía Lenin. La unidad debe basarse en el respeto a la diversidad y en la búsqueda de consensos. Se deben crear espacios de encuentro y diálogo entre los diferentes sectores del movimiento popular. Para Bourdieu, la unidad del movimiento popular requiere la superación de las "luchas simbólicas" entre los diferentes grupos y la construcción de un "capital simbólico común".
    • Construir un nuevo liderazgo: Formar nuevos cuadros dirigenciales que sean capaces de liderar el proceso de transformación social y que representen la diversidad del movimiento popular. "El liderazgo debe surgir de las bases y estar al servicio del pueblo", afirmaba el Che Guevara. El liderazgo debe ser colectivo y democrático, y debe estar en permanente contacto con las bases. Se debe promover la formación política y la capacitación de nuevos líderes. Para Bourdieu, el liderazgo debe ser capaz de "movilizar el habitus" de los seguidores y de construir un nuevo "sentido común".
    • Disputar la hegemonía cultural: Desarrollar una estrategia de comunicación y educación popular que permita disputar la hegemonía cultural y construir un nuevo sentido común. "La batalla cultural es una batalla por la hegemonía", escribía Gramsci. La disputa por la hegemonía cultural implica la construcción de una nueva narrativa que cuestione los valores dominantes y promueva los valores de la solidaridad, la justicia social y la democracia. Se debe utilizar todos los medios de comunicación disponibles, incluyendo las redes sociales y los medios alternativos. Para Bourdieu, la lucha por la hegemonía cultural se da en el "campo cultural", donde los diferentes agentes compiten por la imposición de sus visiones del mundo. "El campo cultural es un espacio de lucha por el poder simbólico", escribía Bourdieu en Las reglas del arte.

Profundizando la transformación: elementos para un horizonte comunista

Si bien el kirchnerismo se ha definido como un movimiento nacional y popular, con un fuerte énfasis en la justicia social y la soberanía nacional, es posible identificar en su discurso y en su praxis elementos que apuntan hacia un horizonte comunista. Para profundizar la transformación social y avanzar hacia una sociedad comunista, el kirchnerismo podría incorporar los siguientes elementos:

  • Socialización de los medios de producción: Avanzar hacia la socialización de los medios de producción, a través de la creación de empresas estatales, cooperativas y otras formas de propiedad colectiva. "La expropiación de los expropiadores será el acto inicial de la revolución comunista", escribía Marx en El Capital. Este proceso podría iniciarse con la recuperación de empresas estratégicas y la creación de empresas estatales en sectores clave de la economía, como la energía, las telecomunicaciones y la banca. Asimismo, se podría impulsar la creación de cooperativas de trabajadores y la transferencia de tierras a comunidades campesinas y pueblos originarios. La socialización de los medios de producción implicaría un cambio radical en las relaciones de producción, donde los trabajadores sean los dueños de los medios de producción y controlen el proceso productivo. Para Dussel, la socialización de los medios de producción es un paso necesario para la construcción de una sociedad más justa y solidaria. "La propiedad privada de los medios de producción es la base de la explotación capitalista", escribe Dussel en Ética de la liberación.
  • Planificación democrática de la economía: Implementar un sistema de planificación democrática de la economía, donde los trabajadores y las comunidades participen en la toma de decisiones sobre la producción y la distribución de los recursos. "La planificación es la única forma de superar la anarquía del mercado y garantizar la satisfacción de las necesidades sociales", afirmaba Trotsky. La planificación democrática permitiría una distribución más justa de la riqueza y una producción orientada a la satisfacción de las necesidades sociales, en lugar de la acumulación de capital. Esto podría comenzar con la implementación de planes sectoriales de desarrollo, con la participación de los trabajadores y las comunidades, y la creación de consejos económicos y sociales con poder de decisión. Dussel plantea que la planificación democrática es una forma de "socialismo comunitario", donde las comunidades tienen el control de la economía y la orientan hacia el bien común. "La planificación democrática es la base de una economía solidaria", escribe Dussel en 20 tesis de política.
    • Extinción del Estado: Avanzar hacia la extinción del Estado, a través de la descentralización del poder y el fortalecimiento de la autogestión comunitaria. "El Estado es un instrumento de opresión que debe ser abolido", escribía Lenin en El Estado y la revolución. La extinción del Estado implicaría la construcción de una sociedad sin clases, sin explotación y sin dominación. Este proceso podría iniciarse con la descentralización de funciones y recursos hacia los municipios y las comunidades, y la promoción de la autogestión en áreas como la salud, la educación y la seguridad. Para Dussel, la extinción del Estado es un proceso a largo plazo, que requiere la construcción de una "sociedad civil fuerte" y la superación de las relaciones de poder que sustentan al Estado. "La extinción del Estado es el horizonte de la liberación humana", escribe Dussel en Ética de la liberación.
    • Construcción de una nueva cultura: Promover una nueva cultura, basada en la solidaridad, la cooperación y el respeto a la diversidad. "La cultura debe ser una herramienta para la emancipación humana", afirmaba Gramsci. La nueva cultura debe ser anticapitalista, antipatriarcal y anticolonial, y debe promover valores de igualdad, justicia y libertad. Esto podría implicar la promoción de la educación popular, el arte y la cultura críticos, y la recuperación de las memorias y las identidades de los pueblos oprimidos. Para Dussel, la construcción de una nueva cultura es un proceso de "descolonización" que implica la recuperación de los saberes y las prácticas de los pueblos oprimidos. "La descolonización es un proceso de liberación cultural que busca superar la imposición de la cultura occidental", escribe Dussel en 14 tesis de ética.
    • Internacionalismo y solidaridad internacional: Fortalecer la solidaridad internacional y luchar contra el imperialismo y la explotación a nivel global. "Proletarios de todos los países, uníos", es la consigna final del Manifiesto Comunista. Esto implicaría la construcción de alianzas con otros pueblos y movimientos sociales del mundo, y la participación en foros y organizaciones internacionales que promuevan la paz, la justicia y la solidaridad. Dussel plantea la necesidad de un "internacionalismo crítico" que reconozca la diversidad de los pueblos y luche contra todas las formas de opresión. "El internacionalismo debe ser solidario con las luchas de los pueblos oprimidos y debe buscar la construcción de un mundo multipolar y justo", escribe Dussel en Política de la liberación.

    El kirchnerismo en la encrucijada:

    El kirchnerismo se encuentra en una encrucijada. Tras la derrota electoral de 2015 y los años de gobierno de Mauricio Macri, el movimiento ha perdido parte de su ímpetu y se enfrenta a nuevos desafíos. La crisis económica, la pandemia y el auge de los discursos de odio y la polarización social han generado un contexto complejo y adverso.

    Sin embargo, el kirchnerismo sigue siendo una fuerza política importante en Argentina, y tiene la oportunidad de reconstruirse y renovarse para enfrentar los desafíos del presente y del futuro. La articulación de la "democracia del común" con la "espiral rizomática" puede ser un camino para profundizar la democracia, fortalecer el poder popular y avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria. Para ello, es necesario reconocer la diversidad, promover la participación, fortalecer la autogestión y construir un proyecto político común que apunte a la transformación estructural de la sociedad.

    Conclusión:

    El kirchnerismo tiene la oportunidad de liderar un proceso de transformación profunda en Argentina, que combine la profundización de la democracia con la construcción de un poder popular autónomo y organizado. La "democracia del común" y la "espiral rizomática" son herramientas conceptuales y estratégicas que pueden contribuir a este proceso. Es necesario reconocer la diversidad, promover la participación, fortalecer la autogestión y construir un proyecto político común que apunte a la transformación estructural de la sociedad.

    El futuro de Argentina depende de la capacidad del pueblo para organizarse y luchar por sus derechos. El kirchnerismo tiene la responsabilidad de contribuir a este proceso, promoviendo la unidad, la participación y la transformación social.

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