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Transterritorialidad y Transmodernidad

 

El Kirchnerismo como Transterritorialidad y Transmodernidad: Un análisis a través del concepto de Habitus

El kirchnerismo, como movimiento político y social que marcó la Argentina en el inicio del siglo XXI, puede ser analizado desde diversas perspectivas teóricas. En este caso, nos proponemos explorar la relación entre el kirchnerismo y las ideas de transterritorialidad, transmodernidad y habitus, tres conceptos que, desde diferentes marcos conceptuales, han realizado importantes aportes a la comprensión de las dinámicas de poder, la identidad colectiva y la transformación social.

Transterritorialidad:

  • Concepto: La transterritorialidad, desarrollada por autores como Rogério Haesbaert, se refiere a la construcción de territorios que no se limitan a un espacio físico delimitado, sino que se extienden a través de redes, flujos y conexiones globales. "La transterritorialidad implica una reconfiguración de las relaciones entre el territorio y la territorialidad, donde los límites se vuelven más fluidos y las identidades se construyen en un espacio transnacional", escribe Haesbaert. En esencia, la transterritorialidad desafía la idea tradicional de territorio como un espacio físico delimitado por fronteras, y lo concibe como un espacio fluido y dinámico, construido a través de las relaciones sociales y los flujos de información y capital.

  • Kirchnerismo: El kirchnerismo, si bien se desarrolló en un contexto nacional, construyó una identidad que trascendió las fronteras de Argentina. Se inspiró en líderes y movimientos latinoamericanos, como Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia, y promovió la integración regional y la cooperación Sur-Sur. "La Patria Grande es el camino para enfrentar los desafíos del siglo XXI", afirmaba Néstor Kirchner. El kirchnerismo se presentó como un movimiento que formaba parte de una "ola progresista" en América Latina, y construyó vínculos con movimientos sociales y organizaciones políticas de diferentes países. Esto se evidenció en su participación en organismos regionales como UNASUR y CELAC, y en su apoyo a gobiernos de izquierda en la región.

Transmodernidad:

  • Concepto: La transmodernidad, propuesta por Enrique Dussel, es un concepto que busca superar la modernidad eurocéntrica y construir un nuevo paradigma basado en el diálogo intercultural y la justicia global. "La transmodernidad es un proyecto de liberación que busca construir un mundo donde todos los pueblos sean sujetos de su propia historia", escribe Dussel. La transmodernidad implica el reconocimiento de la diversidad cultural, la superación de las lógicas de dominación colonial y la construcción de un mundo más justo y solidario.

  • Kirchnerismo: El kirchnerismo, en su discurso y en su praxis, ha incorporado elementos de la transmodernidad. Ha promovido la integración latinoamericana y la cooperación Sur-Sur, ha reivindicado la identidad latinoamericana y ha cuestionado la hegemonía del pensamiento occidental. "No podemos seguir pensando desde la perspectiva de Europa, debemos construir un pensamiento propio, latinoamericano", afirmaba Cristina Fernández de Kirchner. El kirchnerismo ha buscado construir un modelo de desarrollo alternativo al neoliberalismo, basado en la justicia social y la soberanía nacional.

Habitus:

  • Concepto: El habitus, concepto desarrollado por Pierre Bourdieu, se refiere al sistema de disposiciones duraderas y transferibles que integran las experiencias pasadas y funcionan como una matriz de percepciones, apreciaciones y acciones. "El habitus es el principio generador y unificador que reproduce las características intrínsecas y relacionales de una posición en condiciones objetivas diferentes", explica Bourdieu en El sentido práctico. El habitus se forma a través de la socialización y la experiencia en un determinado contexto social, y se manifiesta en las prácticas, las percepciones y los gustos de las personas.

  • Kirchnerismo: El kirchnerismo construyó un "habitus" propio, con un conjunto de valores y prácticas compartidas por sus seguidores, como la lealtad a los líderes, el compromiso con la justicia social y la defensa de la soberanía nacional. Este "habitus" contribuyó a la cohesión del movimiento y a su capacidad de movilización. "El kirchnerismo es una forma de ser y de estar en el mundo", afirmaba un militante. El "habitus" kirchnerista se manifiesta en las prácticas, los discursos y las formas de percibir la realidad de sus seguidores.

Articulando transterritorialidad, transmodernidad y habitus en el kirchnerismo:

La combinación de estos tres conceptos nos permite comprender cómo el kirchnerismo construyó una identidad colectiva que trascendió las fronteras nacionales, se arraigó en las prácticas y percepciones de sus seguidores y se proyectó hacia un futuro transmoderno.

  • Identidad transterritorial: El kirchnerismo construyó una identidad que no se limitaba a la "argentinidad", sino que se extendía a una "identidad latinoamericana". Se inspiró en líderes y movimientos de otros países de la región, y promovió la integración regional y la cooperación Sur-Sur. Esta identidad transterritorial se construyó a través de redes de comunicación, intercambios culturales y movilizaciones conjuntas. "La Patria Grande es el camino para enfrentar los desafíos del siglo XXI", afirmaba Néstor Kirchner.

  • Proyecto transmoderno: El kirchnerismo, en su discurso y en su praxis, ha incorporado elementos de la transmodernidad. Ha promovido la integración latinoamericana y la cooperación Sur-Sur, ha reivindicado la identidad latinoamericana y ha cuestionado la hegemonía del pensamiento occidental. "No podemos seguir pensando desde la perspectiva de Europa, debemos construir un pensamiento propio, latinoamericano", afirmaba Cristina Fernández de Kirchner. El kirchnerismo ha buscado construir un modelo de desarrollo alternativo al neoliberalismo, basado en la justicia social y la soberanía nacional.

  • Habitus kirchnerista: El "habitus" kirchnerista se caracterizó por un conjunto de valores y prácticas que se expresaban en la vida cotidiana de sus seguidores. La lealtad a los líderes, el compromiso con la justicia social y la defensa de la soberanía nacional se convirtieron en elementos constitutivos de la identidad kirchnerista. Este "habitus" se construyó a través de la participación en marchas y actos políticos, el uso de símbolos y consignas, el consumo de medios afines y la militancia política.

  • Articulación de los tres conceptos: La identidad transterritorial y el proyecto transmoderno del kirchnerismo se arraigaron en el "habitus" de sus seguidores, generando un sentimiento de pertenencia a un movimiento que trascendía las fronteras nacionales y se proyectaba hacia un futuro más justo e igualitario. El kirchnerismo logró articular un discurso nacional y popular con una perspectiva latinoamericanista y una visión transmoderna, creando un sentimiento de pertenencia a un movimiento que se extendía por toda la región y que buscaba la transformación social.

Ejemplos:

  • Foros Sociales Mundiales: El kirchnerismo participó activamente en los Foros Sociales Mundiales, espacios de encuentro y debate de movimientos sociales y organizaciones de la izquierda global. Estos foros contribuyeron a la construcción de una identidad transterritorial y a la articulación de luchas a nivel internacional. "Otro mundo es posible", era el lema de los Foros Sociales Mundiales, que expresaba la búsqueda de alternativas al capitalismo y la globalización neoliberal.
  • Símbolos y discursos: El kirchnerismo utilizó símbolos y discursos que reforzaban la identidad transterritorial y la transmodernidad, como la imagen del Che Guevara, las referencias a Simón Bolívar y la promoción de la "Patria Grande". "La Patria es América Latina", afirmaba Juan Domingo Perón.
  • Políticas públicas: El kirchnerismo implementó políticas públicas que promovieron la integración regional y la cooperación Sur-Sur, como la creación de UNASUR y la participación en el ALBA. "La integración latinoamericana es un camino para fortalecer nuestra soberanía y nuestro desarrollo", decía Cristina Fernández de Kirchner.
  • Recuperación de la memoria histórica: El kirchnerismo impulsó una fuerte política de memoria histórica, buscando recuperar las experiencias de las víctimas de la dictadura militar y las luchas populares. "La memoria es un arma de combate", decía Cristina Fernández de Kirchner. Esta política se enmarca en la perspectiva de la transmodernidad, que busca recuperar las voces y las experiencias de los oprimidos y marginados.
  • Promoción de los derechos humanos: El kirchnerismo amplió los derechos sociales y promovió políticas de igualdad de género y diversidad sexual. "Los derechos humanos son un pilar fundamental de nuestra democracia", decía Cristina Fernández de Kirchner. Esta política también se enmarca en la perspectiva de la transmodernidad, que busca construir una sociedad más justa e inclusiva.

Profundizando la transformación: elementos para un horizonte comunista

Para profundizar la transformación social y avanzar hacia una sociedad comunista, el kirchnerismo podría incorporar los siguientes elementos, inspirados en las ideas de Dussel y Bourdieu:

  • Socialización de los medios de producción: Avanzar hacia la socialización de los medios de producción, a través de la creación de empresas estatales, cooperativas y otras formas de propiedad colectiva. "La expropiación de los expropiadores será el acto inicial de la revolución comunista", escribía Marx en El Capital. Este proceso podría iniciarse con la recuperación de empresas estratégicas y la creación de empresas estatales en sectores clave de la economía, como la energía, las telecomunicaciones y la banca. Asimismo, se podría impulsar la creación de cooperativas de trabajadores y la transferencia de tierras a comunidades campesinas y pueblos originarios. La socialización de los medios de producción implicaría un cambio radical en las relaciones de producción, donde los trabajadores sean los dueños de los medios de producción y controlen el proceso productivo. Para Dussel, la socialización de los medios de producción es un paso necesario para la construcción de una sociedad más justa y solidaria. "La propiedad privada de los medios de producción es la base de la explotación capitalista", escribe Dussel en Ética de la liberación.

    • Experiencias de autogestión: Argentina cuenta con una rica historia de experiencias de autogestión, como las fábricas recuperadas por los trabajadores durante la crisis de 2001. El kirchnerismo podría apoyar y fortalecer estas experiencias, promoviendo la creación de un sector económico autogestionado que coexista con el sector público y el sector privado.
    • Nacionalización de sectores estratégicos: Se podría avanzar en la nacionalización de sectores estratégicos de la economía, como la energía, las telecomunicaciones y la banca, para garantizar el control nacional de los recursos y la infraestructura.
    • Reforma agraria: Se podría implementar una reforma agraria que redistribuya la tierra y fomente la agricultura familiar y campesina. Esto permitiría democratizar el acceso a la tierra y promover la soberanía alimentaria.
  • Planificación democrática de la economía: Implementar un sistema de planificación democrática de la economía, donde los trabajadores y las comunidades participen en la toma de decisiones sobre la producción y la distribución de los recursos. "La planificación es la única forma de superar la anarquía del mercado y garantizar la satisfacción de las necesidades sociales", afirmaba Trotsky. La planificación democrática permitiría una distribución más justa de la riqueza y una producción orientada a la satisfacción de las necesidades sociales, en lugar de la acumulación de capital. Esto podría comenzar con la implementación de planes sectoriales de desarrollo, con la participación de los trabajadores y las comunidades, y la creación de consejos económicos y sociales con poder de decisión. Dussel plantea que la planificación democrática es una forma de "socialismo comunitario", donde las comunidades tienen el control de la economía y la orientan hacia el bien común. "La planificación democrática es la base de una economía solidaria", escribe Dussel en 20 tesis de política.

    • Consejos económicos y sociales: Se podrían crear consejos económicos y sociales a nivel local, regional y nacional, con la participación de representantes de los trabajadores, las empresas y las organizaciones sociales, para debatir y decidir sobre las políticas económicas.
    • Presupuesto participativo: Se podría implementar un presupuesto participativo a nivel nacional, donde la ciudadanía decida sobre el destino de una parte de los recursos públicos.
  • Construcción de una nueva cultura: Promover una nueva cultura, basada en la solidaridad, la cooperación y el respeto a la diversidad. "La cultura debe ser una herramienta para la emancipación humana", afirmaba Gramsci. La nueva cultura debe ser anticapitalista, antipatriarcal y anticolonial, y debe promover valores de igualdad, justicia y libertad. Esto podría implicar la promoción de la educación popular, el arte y la cultura críticos, y la recuperación de las memorias y las identidades de los pueblos oprimidos. Para Dussel, la construcción de una nueva cultura es un proceso de "descolonización" que implica la recuperación de los saberes y las prácticas de los pueblos oprimidos. "La descolonización es un proceso de liberación cultural que busca superar la imposición de la cultura occidental", escribe Dussel en 14 tesis de ética.

    • Promoción de la cultura popular: Se podría impulsar la creación de espacios culturales comunitarios, el fomento de la producción artística y la difusión de la cultura popular.
    • Recuperación de la memoria histórica: Se podría profundizar la política de memoria, verdad y justicia, y promover la investigación y la difusión de la historia de los pueblos originarios, las mujeres y los movimientos sociales. * Educación intercultural: Se podría implementar una educación intercultural que reconozca y valore la diversidad cultural de Argentina. "La educación intercultural es una forma de construir una sociedad más justa e inclusiva", afirma Catherine Walsh.
      • Internacionalismo y solidaridad internacional: Fortalecer la solidaridad internacional y luchar contra el imperialismo y la explotación a nivel global. "Proletarios de todos los países, uníos", es la consigna final del Manifiesto Comunista. Esto implicaría la construcción de alianzas con otros pueblos y movimientos sociales del mundo, y la participación en foros y organizaciones internacionales que promuevan la paz, la justicia y la solidaridad. Dussel plantea la necesidad de un "internacionalismo crítico" que reconozca la diversidad de los pueblos y luche contra todas las formas de opresión. "El internacionalismo debe ser solidario con las luchas de los pueblos oprimidos y debe buscar la construcción de un mundo multipolar y justo", escribe Dussel en Política de la liberación.

        • Integración latinoamericana: Se podría profundizar la integración latinoamericana, promoviendo la creación de un bloque regional que defienda los intereses de los pueblos del Sur. "La unidad de América Latina es la mejor forma de defender nuestros intereses comunes", decía Cristina Fernández de Kirchner.
        • Cooperación Sur-Sur: Se podría fortalecer la cooperación con países de África, Asia y Oceanía, buscando construir un orden mundial más justo y equitativo. "La cooperación Sur-Sur es una alternativa a la cooperación Norte-Sur, que se basa en la solidaridad y el beneficio mutuo", escribía Celso Furtado.
        • Solidaridad con los pueblos en lucha: Se podría expresar la solidaridad con los pueblos que luchan contra el imperialismo y la opresión en diferentes partes del mundo. "La solidaridad internacionalista es un deber de todos los pueblos que luchan por la liberación", afirmaba el Che Guevara.

      El kirchnerismo en la encrucijada: retos y oportunidades

      El kirchnerismo se encuentra en una encrucijada. Tras la derrota electoral de 2015 y los años de gobierno de Mauricio Macri, el movimiento ha perdido parte de su ímpetu y se enfrenta a nuevos desafíos. La crisis económica, la pandemia y el auge de los discursos de odio y la polarización social han generado un contexto complejo y adverso.

      Sin embargo, el kirchnerismo sigue siendo una fuerza política importante en Argentina, y tiene la oportunidad de reconstruirse y renovarse para enfrentar los desafíos del presente y del futuro. La articulación de la "democracia del común" con la "espiral rizomática", enriquecida con los aportes de Dussel y Bourdieu, puede ser un camino para profundizar la democracia, fortalecer el poder popular y avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria. Para ello, es necesario reconocer la diversidad, promover la participación, fortalecer la autogestión y construir un proyecto político común que apunte a la transformación estructural de la sociedad.

      • Los desafíos del contexto actual:

        • Crisis económica y social: Argentina atraviesa una profunda crisis económica y social, con altos niveles de pobreza, desigualdad y desempleo. El kirchnerismo debe ofrecer respuestas concretas a estas problemáticas, que garanticen la satisfacción de las necesidades básicas de la población y promuevan el desarrollo económico con inclusión social.
        • Polarización política y social: La sociedad argentina está profundamente polarizada, con un fuerte enfrentamiento entre el kirchnerismo y la oposición de derecha. El kirchnerismo debe buscar construir puentes de diálogo y consenso, y promover la unidad del pueblo argentino.
        • Amenaza de la derecha: La derecha argentina ha logrado consolidar su poder en los últimos años, y representa una amenaza para los avances logrados en materia de derechos humanos y justicia social. El kirchnerismo debe construir una fuerza política capaz de resistir a los embates de la derecha y defender los derechos del pueblo.
        • Crisis ambiental: Argentina enfrenta una grave crisis ambiental, con la deforestación, la contaminación y el cambio climático como principales problemáticas. El kirchnerismo debe implementar políticas ambientales que protejan los recursos naturales y promuevan un modelo de desarrollo sustentable.
      • Las oportunidades para el kirchnerismo:

        • La demanda de cambio: A pesar de las dificultades, existe una amplia demanda de cambio en la sociedad argentina. El kirchnerismo puede capitalizar este descontento y construir un proyecto político que responda a las necesidades del pueblo.
        • La experiencia acumulada: El kirchnerismo cuenta con una importante experiencia de gobierno, que le permite aprender de los errores del pasado y construir un proyecto más sólido y consistente.
        • La fuerza de los movimientos sociales: Argentina cuenta con una rica tradición de lucha social, con movimientos sociales fuertes y organizados. El kirchnerismo puede articularse con estos movimientos para construir un poder popular capaz de impulsar la transformación social.
        • La integración latinoamericana: América Latina se encuentra en un proceso de integración regional, que puede ser una oportunidad para Argentina para fortalecer su soberanía y promover un modelo de desarrollo alternativo.

      Conclusión:

      El kirchnerismo se encuentra frente a una oportunidad histórica para liderar un proceso de transformación profunda en Argentina. Para ello, debe reconstruirse como un movimiento político fuerte y unificado, que sea capaz de articular las demandas de los diferentes sectores sociales y construir un proyecto nacional y popular que apunte a la superación del capitalismo y la construcción de una sociedad socialista. La "democracia del común" y la "espiral rizomática", enriquecidas con los aportes de Dussel y Bourdieu, pueden ser herramientas valiosas para este proceso. El futuro de Argentina depende de la capacidad del pueblo para organizarse y luchar por sus derechos. El kirchnerismo tiene la responsabilidad de contribuir a este proceso, promoviendo la unidad, la participación y la transformación social.

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