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Hacia una Democracia del Común

 

Hacia una Democracia del Común desde el Kirchnerismo: Articulando la Espiral Rizomática para una Transformación Profunda

América Latina, históricamente marcada por la desigualdad y la lucha por la justicia social, se encuentra en un momento crucial de su desarrollo político. El kirchnerismo, como movimiento político con aspiraciones transformadoras, enfrenta el desafío de profundizar la democracia y construir un modelo de sociedad más justo e igualitario, que avance hacia un horizonte comunista. En este contexto, la "democracia del común" y la "espiral rizomática" se presentan como herramientas conceptuales y estratégicas que pueden enriquecer y radicalizar el ideario y la praxis kirchnerista.

¿Qué es la "democracia del común"?

La "democracia del común" es un sistema político que busca la participación directa y la autogestión de las comunidades en la toma de decisiones, la gestión de los recursos y la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Como afirma Murray Bookchin en La ecología de la libertad: "El verdadero carácter de la democracia participativa directa es dar poder al pueblo, no sólo para que vote por representantes políticos cada pocos años, sino también para que participe directamente en la formación de las políticas que configuran sus vidas".

Características principales de la "democracia del común":

  • Primacía del bien común: Se prioriza el bien común por sobre los intereses individuales o de grupos particulares. Se busca la satisfacción de las necesidades de toda la comunidad y la construcción de un futuro sustentable. Aristóteles, en Política, escribió: "El bien común es el fin de la sociedad".
  • Participación directa: Se promueve la participación directa de la ciudadanía en la toma de decisiones, a través de asambleas, consejos y otros mecanismos de democracia directa. Se busca superar la democracia representativa, considerada limitada e insuficiente. Rousseau, en El contrato social, afirmaba que "la democracia representativa es una forma de oligarquía disfrazada".
  • Autogestión: Se fomenta la autogestión de las comunidades y los territorios, es decir, la capacidad de las personas para organizarse y gestionar sus propios recursos y servicios, sin depender del Estado o de las empresas privadas. Proudhon, en ¿Qué es la propiedad?, escribía: "La autogestión es la base de la libertad y la democracia".
  • Horizontalidad: Se busca una organización horizontal, sin jerarquías ni autoridades impuestas. Se promueve la igualdad entre todos los miembros de la comunidad y la toma de decisiones de forma consensuada. Bakunin, en Dios y el Estado, afirmaba que "la horizontalidad es la forma de organización más justa y democrática".
  • Solidaridad y cooperación: Se valoran la solidaridad y la cooperación como principios fundamentales para la construcción de una sociedad justa. Se busca la reciprocidad y el apoyo mutuo entre las personas y las comunidades. Marx, en El Capital, escribía: "La solidaridad es la base de la fraternidad humana".
  • Sustentabilidad: Se busca un modelo de desarrollo sustentable, que respete el medio ambiente y garantice la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes y futuras. El Che Guevara afirmaba que "la naturaleza no es una fuente inagotable de recursos, debemos cuidarla para las futuras generaciones".

¿Qué es la "espiral rizomática"?

La "espiral rizomática" es una estrategia de transformación social que combina la "espiral de Giap", estrategia militar vietnamita de guerra popular, con el concepto de "rizoma" de Deleuze y Guattari, que describe una organización descentralizada y en red.

  • Espiral de Giap: Se basa en un ciclo continuo de ofensiva, consolidación y expansión, buscando acumular fuerzas y desgastar al adversario. "La guerra popular es la guerra de las masas, dirigida y apoyada por las masas", escribía Giap en Guerra del Pueblo, Ejército del Pueblo.
  • Rizoma: Es un modelo de organización descentralizado, sin jerarquías fijas, donde los elementos se interconectan de múltiples maneras, como una red. "El rizoma puede ser roto, interrumpido en cualquier punto, pero siempre recomienza en una de sus líneas", afirman Deleuze y Guattari en Mil Mesetas.

En política, la "espiral rizomática" implica:

  • Acción directa y movilización constante (espiral): Impulsando acciones que desafíen el statu quo y movilicen a la sociedad.
  • Organización descentralizada y autónoma (rizoma): Articulando diferentes frentes de lucha con capacidad de decisión propia.

Articulando la "democracia del común" con la "espiral rizomática" en el kirchnerismo:

Para articular la "democracia del común" con la "espiral rizomática" en el contexto del kirchnerismo, se requiere una estrategia gradual y progresiva que combine la profundización de la democracia participativa con la construcción de un poder popular autónomo y organizado, impulsando cambios que avancen hacia un horizonte comunista.

Fase 1: Expandir la participación y la deliberación

  • Objetivo: Fortalecer los mecanismos de democracia participativa existentes y crear nuevos espacios de deliberación y toma de decisiones colectivas. "La democracia participativa es un proceso en el que los ciudadanos tienen el poder de influir en las decisiones que afectan sus vidas", escribe Carole Pateman en Participación y teoría democrática.
  • Acciones:
    • Ampliar los mecanismos de democracia participativa: Fortalecer los mecanismos de presupuesto participativo, consejos consultivos y consultas populares, ampliando su alcance y su capacidad de incidencia en las políticas públicas. "El presupuesto participativo es una herramienta para la democratización de la gestión pública", afirma Gianpaolo Baiocchi. Se podrían implementar mecanismos de democracia directa, como referéndums y plebiscitos, para decisiones clave. Se podrían crear consejos ciudadanos con poder de veto sobre proyectos que afecten a la comunidad.
    • Crear asambleas populares en los barrios: Promover la creación de asambleas populares en los barrios, donde los vecinos puedan debatir sobre los problemas de su comunidad y proponer soluciones. "Las asambleas populares son espacios de democracia directa donde el pueblo puede ejercer su soberanía", escribe Murray Bookchin. Estas asambleas podrían tener un carácter vinculante, es decir, que sus decisiones sean obligatorias para las autoridades. Se podrían crear redes de asambleas barriales para coordinar acciones y propuestas a nivel local y regional.
    • Fomentar la deliberación online: Utilizar las tecnologías de la información y la comunicación para crear espacios de deliberación online, donde la ciudadanía pueda participar en debates y consultas sobre temas de interés público. "Internet puede ser un instrumento para la democratización de la sociedad", afirma Manuel Castells. Se podrían implementar plataformas digitales de participación ciudadana, donde los ciudadanos puedan proponer iniciativas legislativas y participar en la elaboración de políticas públicas. Se podrían utilizar herramientas de inteligencia artificial para facilitar la participación y el análisis de la información.
    • Promover la educación popular: Impulsar programas de educación popular que fomenten la participación ciudadana, el pensamiento crítico y la organización colectiva. "La educación popular es una herramienta para la liberación de los oprimidos", escribe Paulo Freire. La educación popular debe ser un proceso permanente, que se desarrolle en diferentes espacios, como las escuelas, las universidades, los sindicatos y las organizaciones sociales. Se debe promover la formación de "intelectuales orgánicos", como los llamaba Gramsci, que sean capaces de articular el conocimiento académico con las necesidades y las luchas del pueblo.

Fase 2: Fortalecer la autonomía y la autogestión

  • Objetivo: Promover la autonomía de las organizaciones sociales y los movimientos populares, y fomentar la autogestión de los recursos y los servicios. "La autonomía es la capacidad de los individuos y los colectivos para gobernarse a sí mismos, sin depender de autoridades externas", escribe Cornelius Castoriadis.
  • Acciones:
    • Apoyar las experiencias de autogestión: Brindar apoyo político y económico a las experiencias de autogestión, como las cooperativas, las empresas recuperadas y las huertas comunitarias. "La autogestión es una forma de democratizar la economía y construir una sociedad más justa", afirma Erik Olin Wright. Se debe facilitar el acceso al crédito y la capacitación para las organizaciones autogestionadas, y promover la creación de un marco legal que las proteja y las fomente. Se debe impulsar la creación de un sector económico autogestionado, que coexista con el sector público y el sector privado.
    • Descentralizar la gestión de los servicios públicos: Transferir la gestión de algunos servicios públicos, como la salud, la educación y el transporte, a las comunidades y las organizaciones sociales. "La descentralización de los servicios públicos permite una mayor participación ciudadana y una mejor adaptación a las necesidades locales", escribe Murray Bookchin. Se debe garantizar la participación de la comunidad en la toma de decisiones sobre la gestión de los servicios públicos. Se puede experimentar con modelos de gestión comunitaria de los servicios públicos, como las cooperativas de servicios.
    • Fomentar la creación de redes de cooperación: Promover la creación de redes de cooperación entre las organizaciones sociales y los movimientos populares, para fortalecer su capacidad de acción y su autonomía. "Las redes de cooperación son fundamentales para la construcción de un poder popular autónomo", afirma Toni Negri. Estas redes deben ser horizontales y descentralizadas, y deben basarse en la solidaridad y el apoyo mutuo. Se pueden crear plataformas digitales para facilitar la comunicación y la coordinación entre las organizaciones.
    • Promover la economía social y solidaria: Impulsar el desarrollo de la economía social y solidaria, como una alternativa al capitalismo basada en la cooperación, la autogestión y la sustentabilidad. "La economía social y solidaria es una forma de construir una economía más justa y democrática", escribe Jean-Louis Laville. Se debe promover la creación de cooperativas de producción y consumo, y fomentar el comercio justo y el consumo responsable. Se puede crear un sistema de financiamiento solidario para apoyar a los emprendimientos de la economía social.

Fase 3: Construir un "bloque histórico" transformador

  • Objetivo: Articular las diferentes fuerzas sociales y políticas que buscan la transformación social en un "bloque histórico" capaz de impulsar un proyecto nacional y popular. "El bloque histórico es una alianza entre las fuerzas materiales y las fuerzas intelectuales que se constituye en torno a un proyecto común", escribe Antonio Gramsci.
  • Acciones:
    • Construir un programa político común: Elaborar un programa político común que articule las demandas de los diferentes sectores sociales y que proponga un modelo de sociedad basado en la justicia social, la soberanía nacional y la democracia participativa. "Un programa político debe ser un instrumento para la transformación social", afirma Marta Harnecker. Este programa debe ser elaborado de forma participativa y democrática, con la participación de todos los sectores del movimiento popular. Debe incluir propuestas concretas para avanzar hacia un horizonte comunista, como la socialización de los medios de producción y la planificación democrática de la economía.
    • Fortalecer la unidad del movimiento popular: Promover la unidad y la coordinación entre las diferentes organizaciones sociales y los movimientos populares, superando las diferencias y construyendo un frente común. "La unidad del pueblo es la condición para la victoria", escribía Lenin. La unidad debe basarse en el respeto a la diversidad y en la búsqueda de consensos. Se deben crear espacios de encuentro y diálogo entre los diferentes sectores del movimiento popular.
    • Construir un nuevo liderazgo: Formar nuevos cuadros dirigenciales que sean capaces de liderar el proceso de transformación social y que representen la diversidad del movimiento popular. "El liderazgo debe surgir de las bases y estar al servicio del pueblo", afirmaba el Che Guevara. El liderazgo debe ser colectivo y democrático, y debe estar en permanente contacto con las bases. Se debe promover la formación política y la capacitación de nuevos líderes.
    • Disputar la hegemonía cultural: Desarrollar una estrategia de comunicación y educación popular que permita disputar la hegemonía cultural y construir un nuevo sentido común. "La batalla cultural es una batalla por la hegemonía", escribía Gramsci. La disputa por la hegemonía cultural implica la construcción de una nueva narrativa que cuestione los valores dominantes y promueva los valores de la solidaridad, la justicia social y la democracia. Se debe utilizar todos los medios de comunicación disponibles, incluyendo las redes sociales y los medios alternativos.

Profundizando la transformación: elementos para un horizonte comunista

Si bien el kirchnerismo se ha definido como un movimiento nacional y popular, con un fuerte énfasis en la justicia social y la soberanía nacional, es posible identificar en su discurso y en su praxis elementos que apuntan hacia un horizonte comunista. Para profundizar la transformación social y avanzar hacia una sociedad comunista, el kirchnerismo podría incorporar los siguientes elementos:

  • Socialización de los medios de producción: Avanzar hacia la socialización de los medios de producción, a través de la creación de empresas estatales, cooperativas y otras formas de propiedad colectiva. "La expropiación de los expropiadores será el acto inicial de la revolución comunista", escribía Marx en El Capital. Este proceso podría iniciarse con la recuperación de empresas estratégicas y la creación de empresas estatales en sectores clave de la economía, como la energía, las telecomunicaciones y la banca. Asimismo, se podría impulsar la creación de cooperativas de trabajadores y la transferencia de tierras a comunidades campesinas y pueblos originarios.
    • Planificación democrática de la economía: Implementar un sistema de planificación democrática de la economía, donde los trabajadores y las comunidades participen en la toma de decisiones sobre la producción y la distribución de los recursos. "La planificación es la única forma de superar la anarquía del mercado y garantizar la satisfacción de las necesidades sociales", afirmaba Trotsky. La planificación democrática permitiría una distribución más justa de la riqueza y una producción orientada a la satisfacción de las necesidades sociales, en lugar de la acumulación de capital. Esto podría comenzar con la implementación de planes sectoriales de desarrollo, con la participación de los trabajadores y las comunidades, y la creación de consejos económicos y sociales con poder de decisión.

    • Extinción del Estado: Avanzar hacia la extinción del Estado, a través de la descentralización del poder y el fortalecimiento de la autogestión comunitaria. "El Estado es un instrumento de opresión que debe ser abolido", escribía Lenin en El Estado y la revolución. La extinción del Estado implicaría la construcción de una sociedad sin clases, sin explotación y sin dominación. Este proceso podría iniciarse con la descentralización de funciones y recursos hacia los municipios y las comunidades, y la promoción de la autogestión en áreas como la salud, la educación y la seguridad.

    • Construcción de una nueva cultura: Promover una nueva cultura, basada en la solidaridad, la cooperación y el respeto a la diversidad. "La cultura debe ser una herramienta para la emancipación humana", afirmaba Gramsci. La nueva cultura debe ser anticapitalista, antipatriarcal y anticolonial, y debe promover valores de igualdad, justicia y libertad. Esto podría implicar la promoción de la educación popular, el arte y la cultura críticos, y la recuperación de las memorias y las identidades de los pueblos oprimidos.

    • Internacionalismo y solidaridad internacional: Fortalecer la solidaridad internacional y luchar contra el imperialismo y la explotación a nivel global. "Proletarios de todos los países, uníos", es la consigna final del Manifiesto Comunista. Esto implicaría la construcción de alianzas con otros pueblos y movimientos sociales del mundo, y la participación en foros y organizaciones internacionales que promuevan la paz, la justicia y la solidaridad.

    Resolviendo las contradicciones:

    • Descentralización vs. centralización: La "espiral rizomática" propone una combinación de descentralización y centralización, donde los frentes tengan autonomía para actuar en sus territorios, pero a la vez se articulen en una estrategia común. El centralismo democrático puede ser una herramienta para garantizar la coordinación y la unidad de acción, sin renunciar a la autonomía de los frentes. "La centralización debe estar al servicio de la descentralización, y no al revés", escribía Murray Bookchin. Se trata de encontrar un equilibrio dinámico entre la autonomía local y la coordinación nacional, que permita la adaptación a las diferentes realidades y la construcción de un proyecto común.
    • Espontaneidad vs. disciplina: La "espiral rizomática" busca combinar la espontaneidad de la acción directa con la disciplina necesaria para alcanzar los objetivos políticos. La educación popular y la formación política pueden contribuir a desarrollar una cultura de responsabilidad y compromiso colectivo. "La disciplina revolucionaria no es incompatible con la espontaneidad y la creatividad", afirmaba Rosa Luxemburgo. Se trata de construir una disciplina consciente y voluntaria, que surja del compromiso con el proyecto colectivo y no de la imposición o la coerción.
    • Autonomismo/anarquismo vs. kirchnerismo: El kirchnerismo, si bien se nutre de las ideas del autonomismo y el anarquismo, también tiene un fuerte componente estatista y verticalista. La "democracia del común" puede ser una forma de conciliar estas tensiones, promoviendo la autonomía y la autogestión, pero también reconociendo la importancia del Estado como herramienta para la transformación social. "El Estado puede ser un instrumento de opresión, pero también puede ser una herramienta para la emancipación", escribía Antonio Gramsci. Se trata de construir un Estado que sea democrático y participativo, y que esté al servicio del pueblo y no de las élites.

    El kirchnerismo como punto de partida para la construcción de una democracia del común

    El kirchnerismo, con su énfasis en la justicia social, la soberanía nacional y la participación popular, puede ser un punto de partida para la construcción de una democracia del común en Argentina. Sin embargo, es necesario profundizar las transformaciones y avanzar hacia un horizonte comunista, donde el poder resida en el pueblo y no en las élites.

    • Profundizar la democracia participativa: El kirchnerismo ha implementado algunos mecanismos de democracia participativa, como el presupuesto participativo y las consultas populares. Es necesario ampliar y fortalecer estos mecanismos, y crear nuevos espacios de participación ciudadana, como las asambleas populares y los consejos ciudadanos.
    • Fortalecer la autonomía y la autogestión: El kirchnerismo ha apoyado algunas experiencias de autogestión, como las cooperativas y las empresas recuperadas. Es necesario promover la autogestión en todos los ámbitos de la vida social, desde la economía hasta la educación y la cultura.
    • Construir un "bloque histórico" transformador: El kirchnerismo ha buscado construir un "bloque histórico" que articule las demandas de diferentes sectores sociales. Es necesario ampliar y radicalizar este bloque, incorporando a los movimientos sociales más radicales y promoviendo un programa político que apunte a la transformación estructural de la sociedad.
    • Disputar la hegemonía cultural: El kirchnerismo ha buscado construir una nueva hegemonía cultural, que desafiara el sentido común neoliberal. Es necesario profundizar esta batalla cultural, promoviendo valores de solidaridad, igualdad y justicia social.

    Conclusión:

    La articulación de la "democracia del común" con la "espiral rizomática" en el contexto del kirchnerismo puede ser un camino para profundizar la democracia, fortalecer el poder popular y avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria en Argentina. Es un proceso gradual y progresivo, que requiere la participación activa de la ciudadanía, la organización de los movimientos sociales y la construcción de un proyecto político común. "La revolución es un proceso continuo, que se construye día a día con la participación de todos", afirmaba Ernesto "Che" Guevara. El kirchnerismo tiene la oportunidad de liderar este proceso, profundizando las transformaciones y avanzando hacia un horizonte comunista.

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