Hacia una síntesis revolucionaria para Chile: Praxis dialéctica en la lucha intergeneracional
"La lucha no es un relámpago, es un río que baja de la montaña y se abre paso entre las piedras. Su fuerza está en la continuidad." — Adaptación de un dicho mapuche.
Introducción: La dialéctica histórica como método de análisis
La realidad chilena exige una comprensión que supere el análisis fragmentado. No se trata de aplicar mecánicamente conceptos de Mao, Gramsci, Trotsky, Miguel Enríquez o Marielle Franco, sino de sintetizarlos dialécticamente para iluminar las contradicciones concretas del presente. Este texto se dirige a cuadros que comprenden que la teoría no es un dogma, sino una guía para la acción. El proceso independentista chileno, marcado por la lucha entre patricios y royalistas, ya revelaba una verdad profunda: las transformaciones esenciales son siempre guerras prolongadas. La victoria patriota en Maipú (1818) no fue un punto final, sino un momento en una contienda más larga por la verdadera emancipación, una contienda que se repite en el ciclo que va desde la Unidad Popular hasta el estallido social de 2019. La consigna del Partido Comunista de Chile sobre la lucha intergeneracional capta esta esencia: el proyecto popular es una construcción que trasciende los calendarios electorales y se juega en la capacidad de acumular fuerzas de modo persistente y estratégico.
1. La Guerra Prolongada (Mao) y el carácter de la lucha en Chile
La concepción maoísta de la guerra prolongada proporciona el marco temporal correcto. No se trata de un "foquismo" voluntarista que cree que un acto heroico puede acelerar artificialmente la historia, sino de la comprensión de que en formaciones sociales con Estados de relativa solidez institucional, como la chilena, el camino es el de la acumulación de fuerzas en una lucha en tres fases: defensiva, de equilibrio y ofensiva.
Aplicación a la realidad chilena: La historia de Chile es la de una guerra prolongada por la soberanía. La llamada "Reconquista" española (1814-1817) tras la batalla de Rancagua demostró que los reveses tácticos son inevitables, pero no definitivos, si se mantiene la estrategia de largo aliento. La derrota de la Unidad Popular en 1973 fue un momento de "reconquista" del poder oligárquico, pero la resistencia durante la dictadura y la rebelión popular de 2019 marcan fases de contraofensiva. El error sería confundir una victoria electoral con el fin de la guerra. La tarea es prepararse para una lucha que se extenderá por décadas, forjando instrumentos políticos y sociales capaces de resistir los embates del enemigo de clase y de avanzar pacientemente en la disputa de la sociedad en su conjunto.
2. La Guerra de Posiciones (Gramsci) y la batalla por el sentido común
Si la guerra prolongada define el tiempo, la guerra de posiciones de Gramsci define el espacio de la lucha en el Chile moderno. La transición pactada de 1990 fue una gigantesca operación de construcción de hegemonía neoliberal, que logró instalar un "sentido común" donde la democracia se reducía al mercado y la política a una administración técnica. La lucha ya no se libra principalmente en las trincheras militares, sino en las instituciones de la sociedad civil: el sistema educativo, los medios de comunicación, la cultura y, crucialmente, el Estado mismo.
Aplicación a la realidad chilena: El estallido social de 2019 fue una crisis orgánica, una fractura en ese sentido común. La tarea del campo popular es convertir esa energía reactiva en un proyecto hegemónico alternativo. Esto implica una batalla cultural para desmontar el individualismo y construir una ética de la solidaridad. La lucha por una nueva Constitución fue un episodio de esta guerra de posiciones. Su rechazo no es una derrota final, sino una demostación de que la contrahegemonía de la derecha sigue siendo poderosa. La tarea es crear un nuevo "bloque histórico" que articule al pueblo trabajador, a la juventud, a los pueblos originarios y a las mujeres, no solo en torno a demandas económicas, sino a una nueva concepción del mundo.
3. El Poder Popular y el Internacionalismo (Miguel Enríquez y Trotsky)
La síntesis se completa con las contribuciones de Miguel Enríquez y Trotsky. Del líder del MIR se retoma la concepción del poder popular no como un complemento de la lucha institucional, sino como un embrión de dualidad de poderes que se construye desde los territorios, las fábricas y las poblaciones. De Trotsky, la teoría de la revolución permanente recuerda que en la época del imperialismo, las tareas democráticas (como una asamblea constituyente verdadera o la nacionalización del cobre) son inseparables de las tareas socialistas, y que la revolución en un país solo puede triunfar si se enlaza con la revolución internacional.
Aplicación a la realidad chilena: Un proyecto de cambio en Chile está condenado al fracaso si se encierra en los marcos del estado nacional y busca solo un "capitalismo serio". Chocará inevitablemente con los límites impuestos por el capital financiero global y las corporaciones transnacionales que controlan el cobre, el litio y los recursos estratégicos. La construcción de poder popular (asambleas territoriales, control obrero, comunidades autónomas mapuche) es la base desde la cual presionar y superar las instituciones del viejo estado. Además, el internacionalismo concreto —la solidaridad activa con las luchas de los pueblos de Perú, Bolivia, Colombia y con la resistencia palestina— es una trinchera indispensable. Chile no se liberará sola.
4. La perspectiva de género y territorio (Marielle Franco)
El pensamiento y la praxis de Marielle Franco incorporan una dimensión fundamental que atraviesa todas las anteriores: la lucha antipatriarcal y antirracista. Su legado enseña que no hay emancipación de clase si no se desmontan simultáneamente las estructuras de opresión de género y raza. La política se hace desde el cuerpo y el territorio.
Aplicación a la realidad chilena: El movimiento feminista chileno ha sido una de las fuerzas más dinamizadoras de la lucha de clases en la última década. La consigna "¡Hasta que la dignidad se haga costumbre!" es profundamente gramsciana y marielliana. La "guerra de posiciones" debe librarse también en el espacio doméstico, en la disputa por la división sexual del trabajo y contra la violencia machista. La defensa de los territorios frente al extractivismo es una lucha ecológica y antipatriarcal, como lo demuestra la resistencia en Zonas de Sacrificio como Quintero-Puchuncaví, donde son mayoritariamente las mujeres quienes lideran la defensa de la vida frente al capital.
Conclusión: Hacia una praxis sintética para la lucha intergeneracional
La dialéctica de la liberación en Chile requiere de esta síntesis práctica:
Desde Mao, la paciencia estratégica: Entender la lucha como un proceso prolongado, donde la formación teórica y moral de los cuadros es tan importante como la acción inmediata.
Desde Gramsci, la batalla cultural: Disputar el sentido común en todas las trincheras, desde la universidad hasta el barrio, para construir la hegemonía del pueblo trabajador.
Desde Enríquez y Trotsky, el poder popular y el horizonte socialista internacionalista: Construir desde abajo las formas embrionarias del nuevo poder, sin ilusiones en las reformas que no cuestionen la propiedad capitalista y el imperialismo.
Desde Marielle Franco, la integralidad: Luchar simultáneamente contra el capital, el patriarcado y el racismo, entendiendo que las opresiones se entrelazan.
La lucha intergeneracional es el hilo que une estas dimensiones. Significa que los cuadros deben formarse no para la próxima elección, sino para las próximas décadas. Significa honrar la memoria de los que cayeron —desde Lautaro hasta Salvador Allende, desde Miguel Enríquez hasta los jóvenes del estallido— no con un culto estático, sino con la voluntad de continuar su obra, adaptando las estrategias a los nuevos tiempos. El futuro de Chile no se decide en los palacios de gobierno, sino en la capacidad de las organizaciones populares para llevar adelante esta síntesis creadora, convirtiendo la resistencia en proyecto y la rebeldía en poder constituyente e instituyente.
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