Dialéctica Feminista: Dos Sombreros Más
Por Joan Prim
I. EL SOMBRERO DE JUDITH BUTLER: CUANDO TODO LO SÓLIDO SE DESVANECE EN AIRE
Judith Butler nos entregó una llave maestra para desbloquear la prisión del género: el género no es lo que somos, sino lo que hacemos. No es una esencia biológica, sino una performance—un acto repetido que crea la ilusión de algo natural. Este simple pero devastador principio desarma los cimientos del patriarcado, que se sostiene en la creencia de que "hombre" y "mujer" son categorías inmutables.
Pero Butler fue más allá: cuestionó que "las mujeres" pudieran ser un sujeto político unificado. Al definirnos, ¿a quiénes excluimos? ¿Dónde quedan las mujeres racializadas, las pobres, las trans? Su sombrero nos obliga a habitar esta paradoja: usar la categoría "mujer" estratégicamente mientras trabajamos para hacerla estallar desde dentro.
Principio radical butleriano: La autonomía corporal incluye el derecho a desobedecer la coherencia sexo-género-deseo. Tu cuerpo no es un destino, sino un campo de posibilidades políticas.
II. EL SOMBRERO DE BRIGITTE VASALLO: LA ARQUITECTURA INVISIBLE DE LA OPRESIÓN
Si Butler nos enseñó a cuestionar el género, Vasallo nos muestra cómo el "pensamiento monógamo" estructura todas nuestras relaciones—no solo las sexuales. Esta lógica de posesión y exclusividad organiza también los Estados, las naciones y el mercado. Es el código oculto del patriarcado-colonial-capitalista.
Vasallo nos alerta sobre las trampas del progresismo: el poliamor puede convertirse en "acumulación neoliberal de afectos", el feminismo hegemónico en "purplewashing" que esconde racismo, y la diversidad sexual en "homonacionalismo" que justifica fronteras. Su sombrero es un detector de humos para las revoluciones cooptadas.
Principio radical vasalliano: La verdadera liberación no consiste en tener más opciones dentro del sistema, sino en desmantelar la mentalidad de propiedad que contamina hasta nuestros deseos más íntimos.
III. SÍNTESIS EXPLOSIVA: CUANDO LOS DOS SOMBREROS SE ENCUENTRAN
Al combinar Butler y Vasallo, el proyecto feminista sufre una transformación cuántica:
1. En lo corporal:
La lucha por el aborto libre (Kollontai) se encuentra con la demanda por la despatologización de las identidades trans (Butler) y la crítica a la medicalización capitalista de los cuerpos (Vasallo). El resultado: una lucha unificada por la autodeterminación corporal integral.
2. En lo territorial:
La defensa de la tierra (Marielle, Márquez) ya no puede separarse de la defensa de los cuerpos-territorio que resisten la colonización de género. El extractivismo minero y el extractivismo afectivo son dos caras de la misma lógica de despojo.
3. En lo político:
El litigio estratégico (Bregman) debe combatir tanto las leyes patriarcales como las estructuras monógamas del Estado que privilegian a las familias nucleares. La justicia feminista será interseccional o no será.
4. En lo económico:
La socialización del cuidado (Federici) exige crear redes afectivas no monógamas—comunes donde el cuidado circule libremente, sin depender de la pareja o la familia sanguínea.
5. En lo comunicacional:
La construcción de memoria (Dillon) debe registrar cómo el amor romántico ha sido herramienta de control, y documentar las alternativas que ya estamos construyendo.
IV. MANDATOS CONCRETOS PARA UNA POLÍTICA POSTIDENTITARIA
Practica la desobediencia de género cada día: Interrumpe las expectativas sobre tu apariencia, tus gestos, tus deseos.
Convierte tus relaciones en laboratorios anticapitalistas: Rechaza la acumulación de afectos, practica la transparencia radical, construye redes de cuidado mutuo.
Desmonta el purplewashing: Denuncia cuando el feminismo sirve para lavar el racismo o justificar intervenciones imperialistas.
Lucha por una justicia que no pregunte por los genitales: Impulsa leyes que desvinculen derechos de la biología o el estado civil.
Constrúyete en comunidad: Rechaza la ilusión del individuo autosuficiente. Aprende a pedir ayuda, a cuidar y a ser cuidado sin vergüenza.
V. EPÍLOGO: HACIA UN FEMINISMO DE LA COMPLEJIDAD
Butler y Vasallo no nos dan un nuevo manual—nos quitan el último manual que nos quedaba. Nos dejan desnudas frente a la incertidumbre, pero también nos devuelven la capacidad de imaginar lo imposible.
Ya no se trata de encontrar "la forma correcta" de ser mujer, de amar, de luchar. Se trata de aprender a habitar el conflicto creativo entre:
Usar identidades y disolverlas
Reivindicar derechos y cuestionar el marco que los concede
Construir comunidad y evitar nuevas exclusiones
Este feminismo de la complejidad no es más fácil—es más honesto. Reconoce que no hay pureza revolucionaria, solo el trabajo incansable de desmontar nuestras propias complicidades mientras construimos, aquí y ahora, los mundos que anhelamos.
La liberación no será simple, ni lineal, ni cómoda. Será una coreografía colectiva donde aprendamos a bailar con varios sombreros a la vez—y donde, a veces, tengamos que tirarlos todos al aire y inventar nuevos pasos.
Porque el patriarcado no caerá por una sola grieta, sino por mil fisuras que estamos abriendo simultáneamente en el género, el deseo, el Estado y la economía. Y en esas fisuras—en esos espacios de indeterminación—es donde está naciendo todo lo que está por venir.
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