¿Quiénes coinciden en lo esencial: la construcción de un poder popular desde abajo como camino de emancipación?
El fantasma del PRT no deambula por los archivos; sonríe, porque su lógica central —la de la construcción sinérgica de un nuevo poder— reaparece con fuerza en movimientos que, en contextos radicalmente distintos, han entendido que la verdadera revolución no es solo la toma del Palacio de Invierno, sino la creación de un mundo nuevo en el hueco de la vieja sociedad.
El PCP: La Guerra Popular y la Construcción del Nuevo Poder (años 80)
Para el Partido Comunista del Perú (PCP), en su línea de Guerra Popular, la tarea del militante es clara: "aumentar su coraje, su energía, su fuerza y esforzarse por estrechar la unidad en sus filas" para desarrollar una guerra popular democrática y prolongada . Su estrategia se basa en la construcción de un Frente Unido Democrático Revolucionario con independencia y autodecisión, una alianza de clases que, dirigida por el proletariado a través del Partido, se propone derrocar al imperialismo y a las fuerzas feudales . Esta no es una lucha puramente militar; es un proyecto político de masas que busca, desde la base, crear las estructuras de un nuevo poder. Aquí, la energía revolucionaria del campesinado, el proletariado y otros sectores oprimidos se potencia sinérgicamente bajo una dirección consciente, rechazando toda confianza en las vías legales y electorales del Estado burgués, a las que consideran una capitulación . Es la aplicación de la "ley del desarrollo desigual y combinado" a la realidad peruana, donde la guerra agraria es el camino para la liberación nacional.
Rojava: Confederalismo Democrático y la Revolución de las Mujeres
Al otro lado del mundo, en la región de Rojava, se libra una revolución que, aunque de matriz ideológica diferente, resuena con una potencia innegable. Inspirados por las ideas del líder kurdo Abdullah Öcalan, han puesto en marcha el proyecto del Confederalismo Democrático . Este modelo, que bebe de fuentes como el municipalismo libertario de Murray Bookchin, se define como anticapitalista, antipatriarcal y antiestatal . Su esencia es la autonomía democrática descentralizada, donde el poder reside en asambleas populares, comunas y consejos que buscan que la sociedad se administre a sí misma a través de pequeñas unidades descentralizadas .
La sinergia aquí es profunda. La liberación de la mujer se sitúa en el centro absoluto del proyecto, con la creación de milicias no mixtas (las YPJ), academias de mujeres, cooperativas y el desarrollo de la jineología (la ciencia de las mujeres), porque entienden que no puede haber liberación social sin la destrucción del patriarcado . Es una revolución que no busca crear un Estado-nación kurdo, sino un sistema confederal multiétnico y multireligioso donde kurdos, árabes, asirios y otros pueblos coexistan . Como señaló un miembro del movimiento, su objetivo no es "gobernar desde el estado, sino que las áreas que esas instituciones estatales administran traspasárselas a la sociedad", en una "lenta labor de zapa de ir desmantelando poco a poco el estado" . Es la construcción de un poder dual, desde la base, en medio de una guerra feroz.
El EZLN: "Mandar Obedeciendo" y la Autonomía Indígena
En las montañas del sureste mexicano, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) emergió en 1994 con un grito de "¡Ya Basta!" que conmovió al mundo. Su consigna de "un mundo nuevo" los llevó a una transformación singular: de organización militar a movimiento político cuyo corazón es la autonomía indígena . Su estructura de mando, el Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CCRI), está compuesto mayoritariamente por indígenas, subordinando el aparato militar a la dirección política de las comunidades .
Su práctica se basa en el principio de "mandar obedeciendo". Tras la traición del gobierno mexicano a los Acuerdos de San Andrés, el EZLN decidió ejercer la autonomía de manera unilateral, creando Los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno . Desde entonces, han construido su propio sistema de gobierno, de justicia, de salud y de educación, "formando maestros y médicos zapatistas y edificando escuelas y clínicas" . Su lucha no es por la toma del poder estatal, sino por la creación de un espacio de autogobierno donde los pueblos indígenas puedan decidir su propio destino, defendiendo su tierra, su cultura y su forma de organización . Es la sinergia de la resistencia comunitaria convertida en un proyecto político duradero y radicalmente democrático.
Conclusión: El Eco que Persiste
El PCP con su Guerra Popular, Rojava con su Confederalismo Democrático y el EZLN con su autonomía indígena. Tres contextos, tres estrategias, tres lenguajes políticos. ¿Qué tienen en común? Los tres han emprendido la construcción de un poder popular desde las bases, creando instituciones, prácticas y subjetividades alternativas al margen del Estado y del capital. Los tres han combinado, de formas diversas y creativas, la defensa armada con la organización política de masas. Los tres han puesto en el centro a los sectores más oprimidos —el campesinado, las mujeres, los pueblos originarios— como sujetos protagónicos de su propia liberación.
El fantasma del PRT, que supo de la lucha armada como "forma principal" pero también de la construcción de un "ejército del pueblo" inserto en un movimiento de masas, sin duda sonríe ante estos experimentos. La similitud es sospechosamente buena porque nos recuerda que, más allá de las derrotas temporales, la energía revolucionaria persiste, se reinventa y encuentra nuevos cauces. En un mundo ahogado por el capitalismo y el imperialismo, estas luchas son faros que iluminan el camino de la emancipación. Son la prueba de que el deseo de un mundo nuevo, sin opresión ni explotación, sigue tan vivo como siempre.
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